Mi primera tangana con el Kivuca
Voy a escribir esto y lo cuento como el relato de MI VIVENCIA, desde mi falta de experiencia.
Los expertos en navegar encontréis muchos errores cometidos, muchas tonterías «de chicas», podéis reíros tranquilamente de mis miedos o comentar mil acciones o falta de reacciones…
Críticas constructivas, siempre bienvenidas… todo lo que sea aportar para aprender, bien recibido será, pero si va en otro sentido, mejor que lo evitéis, porque no me voy a molestar en enfadarme, pero creo que no es el momento ni el lugar. Y por supuesto tampoco voy a permitir que nadie ponga en entredicho a otras personas, vale?
¡Pues a disfrutar!
SÁBADO 22 DE MARZO, REGATA SAN PATRICIO.
Sábado, mi primera regata.
La I San Patricio, de La Ampolla a Port Ginesta.
Era larga de narices (60 millas) y el viento no ayudó absolutamente nada, porque fue el gran ausente… Es realmente frustrante estar en medio del mar, a vela, a merced de la nada, al pairo, sin poderte mover… Pero es lo que toca, aprovechar lo poquito que hay y la cosa viene como viene!
Lo pasé muy bien a pesar de todo, Cristina fue una gran acompañante, disfrutamos del mar que tanto nos gusta, del día, de Mateo, su encantador perro Teckel, del buen rollito con los otros barcos por la radio…
Aprovechamos como pudimos el poco viento que nos venía, y encima era el que menos le gusta al Kivuca, de popa… pero bueno, fue curioso como fue él mismo quien decidió ayudarnos, trasluchó la botavara, se colocó perfectamente en orejas de burro el solito y, aprovechando la jugada, yo me empeñé en aprender a llevar este rumbo que tanto se me había rebelado siempre… ¡¡y tengo que decir, orgullosa que lo conseguí bastante decentemente!!
Se acortó la regata en Cabo Salou, ya que era inviable terminar en Port Ginesta, dada la falta de viento, y nosotras lo pasamos sobre las 7 de la tarde, teniendo en cuenta que habíamos salido a las 9 de la mañana, ya llevábamos buenas horas de navegación, o mejor dicho “flotación”…
Fin de regata, contentísimas por haberlo logrado, quedaremos las últimas, vale, pero nos lo hemos currado!!
Así que ¡al fin! Suena el caballo de hierro, tan molesto en otras ocasiones, pero oye, que nos supo a gloria!!
Llegó la noche y el frío empezaba a calar… No subía el viento y aún nos quedaban unas 6-7 horas por delante hasta llegar a destino, así que unánimemente decidimos parar en el próximo puerto, dormir algo y seguir al día siguiente más tranquilamente. Avisamos a la organización (por cierto, aprovecho a felicitar a Patricio Naútica por lo bien montado que ha estado todo!!) que nos quedamos y pusimos rumbo a las luces del puerto.
Atracamos en Torredembarra y nos premiamos con un pulpo a la gallega de lo mejorcito que he tomado en mi vida… ñam, ñammmm!
23 DE MARZO, NAVEGACIÓN Y ….
1) MIS MIEDOS….
Domingo, 8 de la mañana, un día precioso, sin una nube, pero buen viento… Miramos el parte, fuerza 5-6 y en el puerto unos 8 – 10 nudos.…
Hablamos, Cristina lo ve factible, ella controla mucho más, si ella se encuentra segura, yo también, no es ninguna barbaridad, así que largamos amarras bien animadas.
Yo lo cierto es que tengo ganas un poco de “navegar”, de emoción, me apetece saltar un poco mi momento actual que es de navegaciones hipertranquilas en las que disfrutas mucho y está todo tremendamente controlado porque me siento bastante estancada.
Sé que no se nada y tengo mucho que aprender y necesito más viento, más tensión, más intensidad para ir cogiendo confianza en mí misma, en el Kivuca, en todo…
En todo momento hablamos con nuestros “padrinos naúticos” que nos aconsejen y nos digan cómo lo ven, y todo está en orden, todo ok, podemos hacerlo, no es ninguna imprudencia y adelante!
El marinero al ayudarnos a salir del amarre también nos dice que subiremos sin problemas, y por cierto, qué contenta estoy de cómo saqué el barco con el viento que hacía en el puerto!!
Así que la verdad que me encuentro muy motivada con la idea de la navegación que pinta el día, más aún cuando el día de ayer fue aburridísimo a nivel “velas”, y las ganas de “más” las llevaba bien metidas en el cuerpo… Pero, coño, ¡¡¡¡no tanto!!!!!
Ya saliendo comprobamos que va a estar divertido… hay ola, sopla bien y nos viene genial para lo que le gusta al barco, va perfecto, como mejor navega el Kivuca, y con el rumbo clavado para Port Ginesta, donde nos espera la fiesta de la regata, con la entrega de premios y todo ese ambientillo, así que ¡¡vamos allá!!
Sacamos mayor con los 2 rizos, y génova también rizada, que no está la cosa para andar con mucho trapo.
El Kivuca va que vuela, empezamos con 15 -18 nudos de viento, pero va subiendo… ¡qué diferencia con la navegación de la regata, si llega a ser así el viento, nos colamos en el podio, seguro!!!
Va subiendo a los 20 nudos… olas, y rachas, que son lo peor… El barco no baja de los 5 nudos de velocidad, más mantenido cerca de los 6 y con picos de 7.3 nudos!!! Eso para un barquito tan pequeño como el Kivuca (7 metros) es una pasada!!
El viento sigue subiendo y lo peor son las rachas… este mestral de las narices, que no sabe estar constante… Cristina no suelta la caña, le va a salir una bola tremenda, yo la escota de mayor en la mano y bien agarradas…
En cada racha, escoradas bien fuertes, Cristina aguanta a la caña, cuando llega el barco se pone casi perpendicular al mar, hemos llegado a meter la botavara en el agua!!!, sube la ola, aproa, desventa, surfea la ola…. ¡pasado! Así una y otra vez!!
(La verdad que era para disfrutarlo, y Cristina lo gozaba, pero yo no estaba en condiciones… Espero la próxima poder gritar de alegría con estas surfeadas tan guapas, que se que en otro momento me van a flipar, porque MOOOOLAAAAA!!!)
Esta chica lo está haciendo de cine, pero la verdad que yo estoy un poco asustada…
Nunca he navegado en estas condiciones y la idea de 4 horas mínimo por delante así, o peor porque puede seguir subiendo el viento, no me emociona nada…
Cristina me asegura que está bien y tranquilísima, que me relaje, ella lo debe estar gozando, pero yo tengo un nudo en el estómago y mucha tensión… no tengo 100% confianza y el miedo y los nervios me están atenazando…. Queda mucho por delante y no las tengo todas conmigo…
Lo hablamos varias veces, y se ve que tengo muy poca pinta de mejorar mi percepción del asunto así que… Decidimos volver a un puerto. ¡¡Gracias!!
Me relajo, aunque ahora viene otra tarea fuerte, ya que bajar velas en estas condiciones, habiendo cambiado el rumbo, no es tan fácil…
Esta ventolera, las olas, cualquiera se aproa pero glupppp, hay que hacerlo… vamos por ello.
Encendemos motor.
2) LA MOVIDA
Empezamos con la Génova, yo con el enrollador en la mano, Cristina probará aproando o en popa cerrada, lo que más fácil lo ponga para recoger cuanto antes…poco a poco y a golpe de músculo, que no tengo (voy a empezar a hacer pesas pero YA!!), se va enrollando, pero llega un momento que es imposible, o algo se ha atascado, o no hay forma… grito de rabia, porque no es posible… Cristina me dice que no puede ser, que le de más fuerte, que me va a pagar el gimnasio cuando vuelva, que tire… pero no hay forma, no es duro de que me cueste, es duro de que no enrolla más no se por qué leches!!!!
Suelto el cabo del enrollador y el de la escota porque me abrasan las manos (y llevaba guantes, hoy aún me duelen…), y en ese momento de pronto, ZAAAASSSS se sueltan las escotas del Génova, se enrollan entre sí, y NOOOOOOO…. caen al agua!!!! MIERDAAAAAAAA
Cristina para el motor de inmediato, pero enseguida vemos que es tarde… se han enrollado en la hélice… NOS HEMOS QUEDADO SIN MOTOR, con un viento de la leche y las olas cada vez más altas…
A mi ya se me ha pasado todo el miedo de repente… es la pura adrenalina que me hace pasar del estado de susto al estado de activación total, y bien asegurada intento por todos los medios cobrar las escotas que van por estribor del barco, para tratar de soltarlas y subirlas a cubierta…. No se ni cómo no me caí, porque una ola, y Hellen a remojo, pero bueno… conseguí pillarlas y engancharlas como pude para que no volvieran al agua… las 2 escotas eran una sola, enrolladas y un nudo impresionante al final… pero otro trozo largo seguía por la popa y no había forma de soltarlo de donde fuera que estuviera enganchado, y que evidentemente, era la hélice…
(otro error… fue peligroso esto, si ya estaban enganchadas, pues… amén jesús, pero ahí si que podíamos haber tenido un susto si viene una ola y me tira… aunque estaba atada)
Pensaba qué podía hacer… tratar de cortarlas para asegurar la génova y terminar de recogerla como fuera… pero estaban TAN TENSAS las muy cabronas, que no había forma de dejar un tramo seguro y cortar por detrás… así que la Génova seguía fuera… sólo un triángulo, pero suficiente para que el viento jugase con ella y nos moviese!
En esto que yo estoy en estribor en pleno trabajo de “escotas al agua”, al cambiar el peso del barco, provoco una traluchada salvaje (por suerte yo estaba agachadísima con el brazo por la borda tratando de agarrar las malditas escotas, si no, me vuela la cabeza sin contemplaciones)… y CRACKKKKK… y escucho que Cristina grita “¡¡SE HA ROTO!!”
Yo no se qué se ha roto, y en estos momentos, la verdad, que me da igual lo que se “rompa”… Miro a la mayor, que es lo que entendí que se había roto, estaba totalmente pegada a la cruceta, muy rara, pero no veía la raja por ningún sitio….
Claro, no era la vela, sino el carro caído!! Exactamente se había liberado el enganche de la escota de la mayor a la botavara…
Lo levanto y me cago en todo lo que se menea, veo que lo que se ha soltado es la pieza que engancha al carril de abajo, me lo acababan de arreglar con soldadura porque se había roto (justo ese roto) y puesto alguna anilla más de «repuesto»… (luego en puerto ya hemos visto que se ha abierto y cedido un poco el hueco del carril, por ahí se ha salido, lo que no sabemos es si ha sido por el golpazo, o que también la pieza al arreglarla quedó algo más estrecha de la base…)
Ahora ya estamos aún más jodidas, ya no es sólo por el riesgo que un botavarazo de esta fuerza tiene sobre nuestras cabezas, si no que puede partir cualquier cosa en el barco…
Y el viento no hace más que subir… Nota: Cristina aquí dice que soy una «exageraaaaaaa» pero oye, para mí eso era como estar en medio de un huracán, pobrecita yooooo
Cristina agarrada a la caña llevando maravillosamente el barco (¡eres increíble, tía!!), con la génova y aguantando para que la mayor no trasluche, soportando las rachas, las olas, el viento que sigue sin darnos una tregua…
No dejamos de hablar con nuestros chicos, nos dan opciones, pero allí, in situ, no se ve nada tan claro. Tendríamos que hacer una retenida para la botavara, habría que ir al palo (horror!!!) pero aquí hubo un problema de entendimiento. Tenía que ir yo, claro, porque Cristina no puede soltar la caña, yo no me veo de ninguna manera capaz de mantener este rumbo y las velas en su posición, pero no veía cómo tenía que hacerlo…
Mi cabeza estaba obtusa totalmente y lo que me explicaba ella yo entendía otra cosa (luego en tierra y con el papel delante fue que nos dimos cuenta del atasco comunicativo que teníamos), y veía que no iba a hacer absolutamente nada para sujetar esa botavara, y sin tener claro que iba a servir de algo, la menda no se arriesga al paseíllo por la cubierta en estas condiciones… Ahora tengo clarísimo lo que había que hacer, y bien sencillo, pero en ese momento era como si me dicen que vaya a cazar moscas con misiles… que no, que no y que no…
Además para que Murphy estuviera más en su salsa, no estaban puestas líneas de vida.. Las había quitado para los meses sin navegar y aunque hablamos de ponerlas el viernes noche, como era tarde y el sábado ya no dio tiempo y había mar plato con 0 viento, ni volvimos a pensar en ellas… hasta el momento en que se necesita…
Otra lección aprendida.
Ya no hay duda, llamamos a puerto Segur de Calafell (donde queríamos entrar) 2 veces por radio, pero no responden, la tercera llamada ya es a Salvamento Marítimo.
Pero mira que cuando todo se pone feo, pues todo se pone más tonto, y la puñetera radio portátil, la que llevamos en cubierta, se oye fatal (¡¡joerrrr, que me dijeron que era la mejor, que costó una pasta gansa!!! y no pilla los canales), hablar con Salvamar es dificilísimo, no nos oyen, no les oímos, no entienden nuestra posición… finalmente tengo que entrar a cabina para hablar con la radio de dentro y allí ya todo bien, pero manda huevos que cada llamada y cada mensaje tenga que ir dentro ¡¡¡¿es que no se pueden poner las cosas fáciles en algo???!!!
La primera idea de llamarles es para pedir consejo, ver qué hacemos, pero ya nos dicen que salen a buscarnos… GENIAL. Llegarán enseguida, y sabiendo esto, todo se lleva mejor… Respiramos un poco… Cristina no puede relajarse mucho con la caña porque evidentemente seguimos navegando, con la mayor totalmente de través (temo que se acabe enganchando con la cruceta y se rompa, pero en estos momentos es lo que menos me preocupa), y lo que queda de Génova fuera… Seguimos a una velocidad de 5-6 nudos y al menos nos vamos acercando a nuestros rescatadores, que salen de Vilanova. La posición que les dí en el momento que llamamos no tiene nada que ver con la de un rato después, pero les hemos dado nuestro rumbo y el día está muy claro, asi que no tienen problemas en vernos.
Se nos hace un poco largo el momento de ver ya la lancha naranja a babor… pero termina por llegar!
3) ¡¡¡SALVADAS!!!
Ahora ya respiramos mucho mejor, estando cerca “los hombres de naranja” la vida tiene otro color. Ya a nuestro lado nos gritan si no podemos bajar las velas, les decimos que la génova no, pero que la mayor vamos a intentarlo… Me ato con un cabo (recordad, no hay líneas de vida) y voy al palo para intentar bajarla a pulso, con ellos al lado, si me voy al agua, y con el chaleco puesto, ya no me preocupa más que el fresquito que voy a pasar…
La bajo como puedo, Cristina se deja los cuernos para que no cargue la vela, y me grita ¡Vengaaaa, baja ya, ahora, más!!!! pero al estar la botavara totalmente atravesada, los patines y la vela están girados con tensión, así que tengo que hacer una fuerza brutal para ir bajándola poco a poco… al final ya cuesta mucho menos y ¡¡¡BIENNNN, YA ESTÁ ABAJO!!!
(¿ves, Hellen, es verdad, podías haberlo hecho en su momento!!! Pero claro, estando los de Salvamar al lado, una como que se relaja, y antes me veía incapaz…)
Ahora nos van a lanzar los cabos para atarlos a las cornamusas de proa… Allá que me voy, reptando, y siguiendo sus indicaciones, recojo el corcho que me tiran y empiezo a tirar de un cabo, al final del cual están los 2 ojos para colocar… Pero no es tan fácil… tirar del cabo fue rápido, pero ¡¡pedazo de cabos verdes, que necesito dos manos para rodear uno sólo!!!, qué tensión y fuerza hacen, otra vez echo en falta unos brazos fuertes….
La barca de Salvamento se va poniendo más a nuestra proa para que no me cueste tanto, consigo ya subirlas y engancharlas, pero con las prisas, están mal, hay que pasarlas por detrás de la Génova y por dentro de la barandilla, así que vuelve a quitarlo y pasarlo de nuevo… empieza a tirar… ¡¡Se van, se van!!, trato de agarrarlas con fuerza, mientras que con las piernas hago presión para no irme yo por la borda, pero es … imposible… se van…. Me dicen que suelte y las dejo ir, para que vuelvan a lanzarlas y empezar otra vez, ya con todo más claro como hay que hacer!
En eso oigo a Cristina ¡¡¡LAS PISCIFACTORÍAS!!! Levanto la cabeza y ¡¡¡COÑÑÑOOOO, QUÉ ES ESTO????!!!! tenemos delante, a nada de nosotros, todas las boyas de una piscifactoría que nos vamos a comer en breves si seguimos así!!! Veo a los de Salvamar al lado, pero aunque espero, no me tiran el cabo, sólo miran también a las inoportunas boyas…
Ummmm… que hacen??? ¡¡¡¡CRISTINA, QUE VIENEN, QUE VIENEN, CUIDADOOOOO!!!!!
La lancha de Salvamar viene directa a nuestra aleta de estribor, justo donde está Cristina en la bañera con la caña, ¡¡¡¡QUE NOS EMBISTEN!!!!!!
Y efectivamente, nos abordan, chafan un candelero, empujan la aleta, el pobre Kivuca se gira de golpe, todo nuestro estribor está ya pegado a su barca, yo me agarro como puedo tirada en el suelo para no caer entre los 2 cascos (¡¡qué bien de la red de protección que puse Koke, el respiro que me ha dado a mi en ese momento, si no está, me cago del todo!!) y un tiarrón de naranja salta a nuestro barco y ya… toma las riendas!
UFFFFF….
Va rápidamente a colocar los cabos de remolque, en un pis pas ya los ha puesto y Salvamar comienza ya a arrastranos y nos quita del medio de las piscifactorías, empezando el traslado a puerto seguro.
Nuestro Superman hace la retenida a la botavara que debería haber hecho yo (¡¡coño, si era muy fácil, ¿como me ofusqué tanto????) , y ya se pone a la caña, para acompañar la estela de la megalancha diciendo que nos relajemos, que ya está todo pasado…
Vamos a toda máquina, ahora sí bien, tranquilas, arrastradas por nuestros rescatadores…. ¡¡Así si!! Nos llevamos un montón de rociones que formaba la propia lancha de Salvamar, pero ahora hasta sabían ricos!
Tardamos unos 15 minutos en llegar a Vilanova, charlando tranquilamente en la bañera los tres, sacamos al pobre Mateo, que estaba acojonado perdido y con razón… desde que salimos lo dejamos dentro de la cabina en previsión de la que había, y sabiendo que los perros lo perciben todo, nuestros nervios y las situaciones, y que de normal no es que le entusiasme lo de navegar, el pobre tuvo que pasar las de caín ahí metido el solico sin que pudiéramos hacerle ni un mimo…
4) EL POR QUÉ DE LAS COSAS
Y ya en puerto, tranquilidad, Luis ha venido a buscarnos y ver que pasaba (¡¡Gracias Luis, que haríamos sin ti, eres lo mejor!!!), se ha tirado al agua (heladdddaaaa, pobre!!) para confirmar que las escotas estaban enredadísimas en la hélice, un nudo bien hermoso, que el muy crack ha conseguido cortarlo todo a pulmón y liberarlo… Va a repasar todo a ver si hay algo más, y se lleva el él barco a Port Ginesta mientras nos manda a nosotras a la fiesta de fin de la regata.
Ay mi Luisito, eres un cielo!!!
Comentando el tema, el error parece ser haber querido volver a puerto, ya que es cuando al bajar velas y cambiar rumbo se ha montado toda la tangana. Cristina se sentía bien y segura para continuar hasta destino, y por ella hubiéramos seguido, pero como yo estaba bastante poco convencida, por eso lo hicimos así.
Lo cierto es que una situación complicada, cuando uno lo está pasando mal, aunque otro esté seguro, intenta hacer todo lo posible por que el otro se tranquilice, y el punto límite donde saber qué es lo mejor para un lado u otro es… difícil, muy difícil!!
En esto, Saby también ha llegado con Koke, todos alrededor del barco comentando el día… pasando los nervios. Aún me tiemblan las piernas un poco… supongo que me entrará el bajón en cualquier momento. (me dió en el coche de camino a Port Ginesta, qué llorera más tonta, oye!!!)
Luis está buscando cabos largos que hagan de escotas provisionales de la Génova (mira por donde que llevaba tiempo queriendo cambiarlas, ahora ya puedo buscarlas bien bonitas ), ha puesto el motor y va perfectamente, ha recolocado el carro en su sitio y antes de llevarse el barco revisará que esté todo ok, y ya en Port Ginesta se mirará a fondo y arreglaremos lo que haga falta…
… Pero… ¿aún no acaba la historia???? ¡¡Qué pesadaaaa!!!!
Voy a saltar al pantalán otra vez para irnos ya, y al agarrar el obenque de babor para salir, noto que baila. Recuerdo que la última vez que navegué con Luis, en enero, me dijo que estaba un poquito flojo, pero que no pasaba nada, que ya lo trimaría.
Es entonces que moviéndolo un poco, noto que esto está MUY, pero que MUY FLOJO!! Baila una barbaridad, y eso ya no puede ser normal, hace una curva brutal!
Se acerca Luis a mirar… y dice, Hellen… ¡¡NO TIENE PASADOR!!!
¿¿¿Qué???? No tiene pasador???? Pero, cómo puede ser… pero, pero… si.….
también el de estribor está igual de flojo, ¡¡¡NO HAY PASADOR EN NINGUNO DE LOS OBENQUES!!!!!!
Ahí ya nos quedamos todos secos y nos miramos con los ojos como platos… Que un pasador se rompa o se pierda, más cuando el barco puede haber sufrido un poco con el jaleo, vale… pero que 4 PASADORES, (toda la jarcia se cambió el año pasado y al menos la semana pasada estaban!!!) de repente “no estén” es muy, pero que muy raro….
Vamos, que en ese momento nos dimos cuenta que toda esta movida había sido realmente nuestra salvación, porque si hubiéramos seguido navegando, con ese viento y mar, esos obenques hubieran durado un telediario en su sitio… y no quiero ni pensar entonces lo que habría pasado si se cae el palo, mi gran terror…
Solo que me pase la idea por la cabeza se me ponen las tripas del revés… Podría ser que no estuviera ahora aquí para contarlo, porque por mucho chaleco y radiobaliza que llevemos, simplemente con el agua a 13 grados que está ahora el Mediterráneo, yo al menos, creo que no duro más de 10 minutos, y un palo caído, no se cómo lo hubiéramos gestionado Cristina y yo, sinceramente… La cizalla está en un cofre en la cabina (mal, tardaría mucho en sacarla, otra cosa que tengo que cambiar de sitio), y además, es del Lidl… ¿¿¿¿iba a ser capaz de cortar todo lo que mantuviera el palo enganchado al barco???? Uffffff qué mareo me está dando sólo de imaginarme la situación, mejor lo dejo aquí…
En resumen, ¡bienvenido sea todo lo que ha pasado, porque nos ha librado de una seria de verdad!
Y no puedo sino, una vez más, volver a reafirmarme en la creencia firme de que “todo lo que ocurre, es por algo”. Así que agradezco enormemente mi miedo, no haber querido seguir y hasta el acojonamiento y tontería para querer volver a pisar tierra cuanto antes… Y aún agradezco más a Cristina el haber accedido a ello sabiendo que la opción de volver a puerto era jodida y no la más acertada …
5) UNA DE LECCIONES
He aprendido muchas cosas con esto:
– Si quiero navegar, ya puedo ponerme a hacer pesas y lo que haga falta para sacar músculo y fuerza. Es imprescindible.
– Revisar CADA MOMENTO todo lo que es importante y necesario. No se me volverá a pasar de largo una escota sin nudo final, ni los obenques, ni las líneas de vida siempre puestas
– Tengo que cambiar o revisar la radio portátil, porque que falle cuando la necesitas es un problema grande.
– Nada vale «provisional» en un barco, porque cuando hace falta no está. Tengo que buscar YA el sitio correcto de la la cizalla, porque en el cofre de dentro de la cabina, bajos los asientos, a saber cómo, en un momento como ese, no se encuentra ni de coña.
– La calma es fundamental (no la tuve hasta que se complicó la cosa de verdad)
– Tengo una buena amiga que es un crack en el agua, ha sabido mantener el tipo y controlarme, ha sabido pararme a tiempo con calma y razonamientos precisos cuando estuve a punto de romperme a llorar y haciéndome ver que no era el momento y que me necesitaba al 100%… eso es algo FUNDAMENTAL en temas como estos. Una tía con dos ovarios que ha sabido llevar a una persona con miedo con total serenidad, sin ser una loba de mar como nuestros “padrinos” que están a otro nivel… y eso vale mucho, mucho mucho… Te quiero Cris!!
– Quiero aprender a navegar y poder reírme de un viento de 25 nudos con rachas de 30 0 35… o por lo menos, si no reírme, saber que el Kivuca y yo, podemos con ellos!!!
Ah!! Y lo mejor… cuando llegamos a Port Ginesta a ver el final de la fiesta de la regata, nos dieron la clasificación y HICIMOS UN MANGÍFICO 7 PUESTO!!!!!!
¿¿¿Es o no el Kivuca un gran barco???
¡¡Gracias Cristina, si te atreves conmigo otra vez –ejem, ejem, prometo ser menos cagada-, espero compartir contigo más y mejores navegadas, en el Kivuca, en el Cocoliso o donde haga falta!!!
Nota: Hasta aquí mi experiencia.
La de Cristina, la escribió en Facebook así, dejando en evidencia la diferencia de percepciones de un mismo hecho según el estado de ánimo y experiencias de cada cual :
«Por la mañana, salimos sobre las 9.30, viento de aleta, 20 nuditos…dos rizos y peacito génova pero estaba movidito. Intentando ir a Segur de Calafell, hubo un percance con las escotas de génova que se fueron al agua y lógicamente, a la hélice! En ese momento, el carro de la mayor decidió romperse y se quedó la botavara suelta, ya teníamos 30 nudos y bueno… ante la situación, decidimos llamar a los de naranja que nos abordaron, ayudaron a montar una retenida y nos llevaron volando a 10 nudos a puerto! Ya en puerto nos dimos cuenta que los obenques no tenían pasador… así que MENOS MAL QUE HABÍAMOS LLAMADO!»
3 años más tarde, con algunas millas más y habiendo navegado con vientos incluso mayores que los de ese día, me doy cuenta que ahora no hubiera ocurrido todo, porque lo habría gestionado, no me hubiera entrado el pánico, y aunque con mucho respeto, se que los barcos aguantan lo indecible (el Kivuca más aún, es un GRAN barco pese a ser pequeñito!!!)… pero todo es experiencia y de todo de aprende. Ahora veo errores, veo cosas que entonces ni entendía y tengo bastante más claro, pero lo dicho… nadie nació aprendido, y las vivencias y las experiencias, y sobre todo los errores, cuando se pueden contar, son la mejor de las escuelas de la vida!
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