50 AÑOS. ¡Medio siglo de altos vuelos!
No todos los días se cumple medio siglo de vida, y yo, que soy especialmente dada a los números y la simbología, no podía dar este salto de década como otro año cualquiera. Tenía claro que quería celebrar mi 50 cumpleaños «por todo lo alto».
No me costó mucho pensar cual sería la forma de celebrarlo que más me apetecía: en un avión, rumbo a un destino lejano y nuevo, y con todas las comodidades que 50 años se merecen, es decir, en Business.
Encontrarlo no fue fácil, ya que volar el mismo 5 de enero que es plena temporada alta de Navidad, tanto en idas, venidas como regresos, dispara las tarifas, y una cosa es lo que se puede, hasta donde se debe y otra lo que se sale de madre. Así que la búsqueda fue durante varios meses, ya que tanto yo como Jesús de Célebres, íbamos, sin rumbo fijo, a la búsqueda de tarifa asumible, fecha fija y país variable… no era tan sencillo, porque tenían que encajar varios factores a la vez, el día clave, un lugar nuevo, que pudiéramos pagarlo… pero todo se consigue cuando de desea, así que, el destino quiso que fuera Japón el regalo de cumpleaños.
Japón era un país que siempre me había atraído, pero al que no había tenido ocasión de llegar… Bueno, ahora que lo pienso, hubiera sido el lugar elegido en ese maravilloso premio que me tocó un Fitur de Turkish Airlines “dos plazas en business al destino elegido de la aerolínea”, pero que por ya no estar en la sala no me dieron ¡¡Cómo dolió eso, no olvidaré nunca esa espera en el McDonalds de Barajas para el vuelo a Dusseldolf que me llamaron para decírmelo, más cuando hubo un retraso por causas de ellos, y hubiera estado de no haber sido así!!! Pero la vida se escribe de esas maneras, así que ahora Japón ha salido de mi bolsillo, y bien a gusto, todo sea dicho.
En fin, que he celebrado mis 50 años de vida como realmente me apetecía, brindando con Champán a las 8 de la mañana en la sala VIP de Barajas, y con Cava Francés ya en el vuelo de París – Tokio, cruzando miles y miles de kilómetros a cientos de metros de altitud, viendo nubes, sol, estrellas, luna, nieve, paisajes, mar y blanco desde la ventana, y dejándome mimar mucho. De hecho ahora mismo estoy escribiendo en el maravilloso asiento 2L de AirFrance… estos asientos que cuando se prueban, cuesta pensar en volver a la parte trasera del avión :///
Espero, deseo y pondré todos los esfuerzos para que cada día que sigue a este cumpleaños tan especial merezca la pena, y aunque no creo que llegue a ver cómo cumplo otro medio siglo más, si qué pienso vivir cada momento que me quede con todas las ganas. ¡A por ello!