Elegir = renunciar
Esta afirmación de perogrullo y en estas fechas, puede llevar a una reflexión más propia de mi vida pasada de OP, pero realmente, si te pones a pensarlo, no se diferencia tanto la vivencia de la VR respecto a la «normal», salvo en la forma de interpretar ciertas cosa.
El hecho es ese, que la vida de cada cual esta llena de elecciones que suponen las consiguientes renuncias, más que nada por el simple hecho de que, por mucho que nos fastidie, no se puede tener todo!!
Hace un par de semanas volví de Maldivas, no como uno de tantos viajes que hago al año, o de las múltiples veces que he ido a este increíble paraíso submarino, si no para quitarme «una espinita». Siempre he sabido que de haber empezado a bucear cuando inicialmente se cruzó en mi camino esta posibilidad, allá por 1990 en Fayatteville, North Carolina, la primera vez que estuve en USA, mi vida habría sido totalmente diferente y me hubiera dedicado a los océanos. Pero como las cosas llevan su ritmo y pasan cuando pasan, fue mucho más tarde que descubrí este increíble mundo, que es mi mundo y mi medio, y ya la edad y la vida y los destinos me han llevado por otros derroteros profesionales y vitales.
Pero siempre tenía esa cosita ahí metida, la de cómo se me daría eso de «trabajar» de DM, de vivir en un barco, como guía de buceo, día a día saltando al agua, como diversión y disfrute, desde luego, pero con otra responsabilidad, la de hacer que sean otros los que disfruten y aprovechen todo lo que el Azul nos regala en cada inmersión. Gracias a Judith, tuve la oportunidad de hacerlo unas semanas en sus barcos, y me corroboré en mis pensamientos…. podría perfectamente vivir haciendo eso. No es que vaya a hacerlo, ahora mismo tengo otra vida montada, pero podría. Y no digo yo que un día, sin perros ni empresa a los que atender, lo repita (pero mejor acompañada, que si algo echaba de menos era a mi amorcito)….
El caso es ese, la eterna historia de las elecciones y las renuncias. Elegí hace 12 años estar con la persona que más me llena el corazón, y para ello renuncié a embarcar esos 9 meses en las Islas Salomón y posiblemente a construir una vida azul sobre los mares. Y soy feliz. Porque renunciar no significa estar triste, si la elección que tomas, es la que de verdad quieres, la elección te hace sentir bien. Porque no podemos hacer todo, y lo que más pesa en la balanza es lo que nos indica hacia donde ir. Y bueno, si te equivocas… siempre se puede volver atrás o tratar de rectificar los errores, pero la verdad es que en esta ocasión no fue el caso. Elegí bien :))))
Y luego viene la vida, con sus cosas, que al final, te va poniendo regalitos y sorpresitas; entre piedras y traspies, aparecen golosinas, como ha sido para mi esta experiencia pasada… Y así es si cabe aún más fácil sentirse bien, feliz, contenta y entusiasmada como estoy yo.