El coche, lugar de pensar…
El «Caralibro» tiene la buena (o mala) cosa de rescatar publicaciones tuyas «tal día como hoy» de años anteriores. Me gustó volver a retomar esta, porque es tan actual!!!
Momento reflexivo – filosófico al volante
Anoche, volviendo por el Monrepós (el puerto que lleva del Pirineo a Zaragoza, para los que no lo conocen), con música clásica de fondo y sin hablar, pensaba en la infinidad de veces que he rodado esa carretera desde que a mis 18 años mis padres decidieron mudarse de Madrid a Jaca.
Y ayer me daba cuenta que cada vez que subía o bajaba ese puerto, sin saberlo o sabiéndolo, mi vida era distinta, o estaba cambiando, o a punto de hacerlo. Desde que empecé la facultad allá por 1986 (ufff) con sus años jóvenes y alocados de universidad de tantísimas vivencias concentradas, hasta que mis padres se trasladaron a Zaragoza en el 2004, esos kilómetros han sido testigos de una Hellen en continuo cambio y variaciones de estado de lo más diverso y variopinto.
Estados personales, profesionales, sentimentales, civiles, emocionales, formales, informales… estados distintos y hasta diametralmente opuestos…
Y en todos, durante más de 20 años, esa carretera ha sido como un testigo mudo y paciente confidente.