CategoríaRelatos y vivencias

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Bolivia. Carretera del Infierno en Bici
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Bolivia. Lago Titicaca
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Bolivia. Volcanes, desierto y lagunas.
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Bolivia. Salar de Uyuni
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Bolivia. Potosí y las Minas
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Detox de redes sociales
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Y de repente… ¡¡Encallamos en un arrecife!!

Bolivia. Carretera del Infierno en Bici

No estamos locos… ¿¿¿O quizá si??? ??

El ser humano tiene una capacidad increíble de sacar jugo a lo más puñetero. Y este es uno de estos casos.

La famosa “carretera de la muerte” o Dead Road de Bolivia, no lleva su nombre por casualidad… son miles las personas que se han dejado la vida en ella, puesto que era la única vía para llegar a La Paz, la capital, desde la zona baja tropical de los Yungas, una zona de bastante tráfico … Nada menos que 3.600 m de desnivel: la parte más alta está a 4.700 m, en lo alto de la montaña y se termina en 1.200m. Todo eso en unos 60 km… imaginaros cómo es la “cuestecita”, y lo peor es que al otro lado es una caída brutal de la montaña, que por mucho que mires, no ves el fin.
Y todo eso lo hemos recorrido… ¡¡en bici!!

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Bolivia. Lago Titicaca

Lago Titicaca…

Tantas veces que había oído a mi padre relatar sus aventuras de las expediciones a los Andes, y escuchaba este nombre y me retumbaba en la cabeza por lo extraño, por lo sonoro, por lo increible que me imaginaba….

Así que no podía faltar esta visita!!! Un lugar mítico para todos… o por lo menos para mi.

Este enorme lago, es compartido entre dos países, por la parte Boliviana, 1/3 parte, l otra pertenece a Perú. Es una parte de la historia cultural del país, y la visita al museo aunque no sea nada del otro mundo (probablemente, lo mejor estará en cualquier otro país europeo, ya sea en museos o en casas particulares), es interesante para meterte un poquito en lo que vas a visitar.

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Bolivia. Volcanes, desierto y lagunas.

DEL ALTIPLANO ANDINO LOS ANDES, DESIERTO, VOLCANES Y LAGUNAS.

Esta etapa ha discurrido entre los 4.100 y 5.000 m de altitud, con algo más de 1.000 km recorridos en 2 días, por pistas, roderas y arena…

¡¡Bendito Land Cruisier, un gran todoterreno que nos ha demostrado serlo con creces y un excelente conductor, Valerio!!

Absoluto cambio de colores, pasamos del blanco inmaculado del Salar al polvoriento tierra.
La parte de la inmensa cordillera de los Andes boliviana por la que nos movemos en esta parte de Bolivia no era la que yo tenía en mente desde niña por las fotos y relatos de mi padre de sus expediciones. Mis imágenes eran agrestes, escarpadas, blancas y muy pegadas unas a otras; sin embargo, los Andes que hemos visto ahora son montañas volcánicas, separadas, muchas de formas redondeadas, de colores diversos desde el marrón más oscuro al más claro pasando por todo tipo de tonalidades provocadas por los minerales, y algunas con sus cráteres perfectamente delimitados. Nieve poca, tan sólo algunas manchas en las zonas más altas y no de todos los picos, …

Pero aún así… ¡¡los Andes!!!

Y dentro de esta increíble formación geológica, se encuentra una extensa parte de desierto que realmente impresiona según te vas adentrando en él. Leer más

Bolivia. Salar de Uyuni

Salar de Uyuni.

 

 

 

 

 

 

Lugar único, especial, emotivo y vibrante. De los que no quedan. A los que hay que venir. De los que no se olvidan.
Un imprescindible.

IMPRESIONANTE e IMPACTANTE

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Bolivia. Potosí y las Minas

Potosí, Bolivia… algo más que una etapa de un viaje…
Lo más representativo de esta ciudad, nacida a las faldas del Cerro Rico, la montaña llena de minerales preciosos, es sin duda lo que le ha dado el nombre (¿no recordáis a vuestras madres diciendo “vale un Potosí”? Pues de aquí viene la cosa…), la minería.

La ciudad en sí la verdad que no vale mucho, da impresión de sucia, por el polvo de alrededor, aunque la plaza central está más cuidada, las casas de alrededor, los tendidos eléctricos, hasta las sensaciones, son tristes…
Por eso es de la mina es de lo que voy a hablar, porque aunque había visitado alguna, jamas había sido como esta…

Y aseguro que no deja indiferente.

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Detox de redes sociales

Hay momentos en la vida en los que, por voluntad propia o por lo que nos sucede, todo alrededor se detiene abruptamente.
Como algunos se han dado cuenta (gracias a los que os habéis preocupado), he pasado más de dos meses totalmente fuera de las redes sociales; pese a haber sido siempre muy activa especialmente en Facebook, dejé de hacerlo.. ni Fb, ni IG, ni Tw… nada. Y no por falta de cobertura, como me ocurre cuando viajo a veces, si no, más bien por una falta de conexión

Ha sido bueno. Y necesario. Incluso, aunque el causante no lo haya sido tanto… (¿O si? nunca se sabe… Siempre todo puede ser bueno, o al menos útil y para crecer). Me he dado cuenta, o mejor dicho, me han hecho darme cuenta, quizá demasiado bruscamente, que poner demasiado interés en «las redes», nos puede quitar tiempo, espacio y atención de esas otras «redes»: las personales, en las que realmente debemos ocuparnos y preocuparnos. Y es por eso que he hecho un parón en mi actividad social a veces exagerada, para pensar en otras cosas. Un tiempo y un espacio fuera del entorno digital donde reflexionar, y sobre todo para darme cuenta que puedo vivir perfectamente sin ellas, aunque por otro lado tampoco les voy a quitar las cosas buenas que tienen para ofrecernos, y que en su caso, también puedo contar como muy valiosas.

Tras un tiempo de desintoxicación, he vuelto; considero que es el momento, sin ser ninguno especial, de poder abrir el Fb sin sentirme obligada, mal, culpable, aburrida o desganada … Pero igualmente digo que no voy a hacerlo con la intensidad de antes, (y espero mantenerlo), porque entre otras cosas me he dado cuenta que la vida «digital», es un «roba vida personal», y al fin y al cabo somos las personas de carne y hueso, las que tocamos cuando estiramos la mano, a las que vemos los ojos y escuchamos al hablar, a las que nos debemos de verdad.
Y cuando miramos demasiado una pantallita, nos alejamos de todo eso, que es lo VERDADERAMENTE IMPORTANTE que cada cual tenemos a nuestro alrededor.

No digo que no sean importantes los que están al otro lado de mi muro, timeline o como se le quiera llamar; de hecho, a una gran mayoría no los hubiera conocido o no nos hubiéramos reencontrado después de tantísimos años si no llega a ser por estos nuevos medios que nos ofrece nuestro mundo. Pero una vez ya en el punto de encuentro, creo que es muchísimo mejor dar el salto a lo más personal y humano, volver a retomar esas costumbres tan olvidadas de una llamada de teléfono, un café, una caña, o un directo y personal «Hola, ¿que tal?»…  Seguro que estaréis de acuerdo conmigo en que no debemos permitir que lo artificial nos quite lo más bonito de lo humano, ni que nos distancie de lo que más queremos. De hecho, los comentarios, tanto en el mismo muro de Fb a este escrito, como los privados, han ido todos (y me sorprendí porque han sido muchos) en esta línea. Es el tipo de cosas que todos pensamos y sabemos, pero que, por lo que sea, nos cuesta poner en práctica, o caemos como tontos…

He hecho un «detox» total de Fb y redes sociales, inicialmente no por decisión propia, lo confieso, sino por bofetadas de la vida y lo que se llama el devenir de los acontecimientos, pero luego ya ha sido totalmente voluntario, y ¿sabéis que os digo? que estoy encantada y lo agradezco enormemente. Os lo recomiendo. La vida es lo que habita en nuestro círculo más cercano, no la dejemos pasar, es demasiado bonita para desperdiciarla mirando al móvil, que es cuando entonces dejamos de ver lo que de verdad da sentido a nuestro día a día…

Y de repente… ¡¡Encallamos en un arrecife!!

El Safari de Delfines, Snorkel, buceo y Navegación de la semana del 21 al 27 de julio de 2018  en el Mar Rojo (Egipto, Sharm el Sheikh) estaba siendo uno de los mejores que recuerdo; un viaje excepcional, por la gente, la tripulación, el barco, las actividades y tambien el Mar, tremendamente generoso con nosotros. Era un viaje de no buceadores, gente que quiere iniciarse en el «vida a bordo», en el buceo, en las actividades acuáticas… Personas muy diferentes, que no se conocían antes, y que hicieron una piña estupenda desde el primer momento. Como puntito extra, compartían este viaje con nosotros dos personas más «públicas»: Mariam Hernandez, actriz e increíble persona que hizo eco con toda su simpatía en las redes sociales del día a día de este viaje, y Alex Vallés, Fisio y entrenador personal, otro fiera de las redes con una filosofía de vida increíble. Dos pedazo de humanidades que han hecho muchísimo por que esta experiencia fuera única, amén de todos y cada uno del resto del grupo, más anónimos, pero de tanta talla y valor. Petra, Leti «Tizzia», Leti 2, Mabel, Juanma, Jorge, Noemí, Paloma…GENTE MARAVILLOSA, en definitiva y sin lugar a dudas, los que nos encontramos en esa semana.

Una semana completa en lo que no faltó de nada. Dedicamos una tarde a la limpieza de playas y de fondo en el mismo Parque Nacional Ras Mohammed, disfrutamos de unos snorkels alucinantes, bautizos de buceo para los que querían iniciarse, inmersiones geniales para los ya buzos, cursos de buceo… La nota sobresaliente la pusieron nuestros amigos los delfines, no uno, si no dos días, de presencia generosa. Pero el segundo día fue realmente alucinante, exhibiéndose ante nosotros durante más de 2 horas, algo que solo ocurre cuando tienen buen feeling en las personas… Estuvimos todo el grupo con ellos, también la tripulación, que nos dejaban a todos a cuadros con sus increíbles apneas en tiempo y profundidad y jugaban con los delfines como si fueran perritos, les tiraban trozos de coral y rocas para que se los devolvieran, como un cachorro juega con la pelota… Fueron momentos realmente únicos de convivencia entre viajeros, tripulación y delfines….  ¡Debíamos ser todo energía positiva y buena, porque fue alucinante, una de los mejores encuentros con delfines que he vivido yo, y ya llevo unos cuantos encima!

Tras tantas experiencias mágicas, el jueves, día último día completo, se prometía especial; Alfonso y Sayed, los guías, y yo, habíamos pensado un plan estupendo para todo el grupo como despedida y las expectativas eran realmente buenas. Pero, el destino marca sus deseos. Hizo que fuera único y diferentes… pero no como pensábamos ni teníamos planeado.

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