CategoríaReflexiones y pensamientos

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Experiencia «Hombre al Agua» (MOB) navegando
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Ni banderas ni fronteras
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Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)
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Polémica. Cuando un torero muere.
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La muerte, ese incómodo visitante..
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¡Cuarenta y todos!
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Divagando, que es gerundio

Experiencia «Hombre al Agua» (MOB) navegando

MOB navegando

Hombre al Agua con chaleco y salvavidas

El temor de cualquiera que pasa tiempo en el mar es, siempre e inevitablemente el caer al agua, y el quedar flotando en ella sin que nadie te vea. Por este motivo, las medidas de seguridad, ya sea en navegación, buceo o cualquier actividad náutica, son imprescindibles y cada vez todos más consciente de ellas.

Navegando en velero, en escoradas, con el mar en movimiento, por alguna maniobra rara, o tener que ir a proa a arreglar algo, el acabar en el agua es, sin duda peligroso. Por muy despacio que vaya una embarcación, a un solo nudo de velocidad (para profanos, no llega a ser 2 km/h), ni aunque seas el mismísimo Phelp, vas a alcanzar el barco a nado. E, inevitablemente, en breves segundos vas a estar muy lejos del barco, y no se te va a ver. Luego está el tema de que si lo alcanzas o está parado, si no hay nadie a bordo que te ayude a subir y no hay ninguna escalera o plataforma que facilite el acceso, es prácticamente imposible para los humanos standard (supermanes o superfuertes no incluidos… o sí), subir por uno mismo. Así que está claro…. mejor no caerse.

Pero en la vida no podemos controlar todo, así que si tienes la enorme mala suerte de caerte… ¡¡que sea con chaleco!!

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Ni banderas ni fronteras

Estamos viviendo momentos complicados en España… La ruptura entre «Cataluña» y «España» está estos días en boca de todos, desde las esferas más altas, hasta las más estrechas relaciones. Una pena, pero nada que haya que sorprendernos… por desgracia, va en el adn del ser humano. No es nada nuevo, ni ajeno. ¡Pero no aprendemos!

Yo siempre he sido de mostrar orgullosa la bandera de España donde fuera… quizá el haber nacido en una familia tan dispersa en la geografía (y las ideologías creo que también) y el haber viajado desde muy pequeña me ha hecho sentir esa referencia por el lugar donde he nacido, pero sin el fervor de sentirme a fuego de ningún sitio. Las banderas de España han decorado mis carpetas de colegio, mi primera moto, la he lucida en pulseras, ordenadores, móviles y mil cosas más, pero con esa certeza de que los colores no representan más que lo que cada cual quiere que signifiquen. Cuando me han tildado de «facha» por lucirla me he reído por dentro, y cuándo por llevarlas he encontrado gente en los más recónditos lugares del mundo hablando mi idioma con los que compartir ratos agradables por esta conexión, también he reído.

Hoy no puedo reirme. Me da una tremenda pena el ver como las estupideces derivadas de los posesivos «mi» país, «mi» tierra, «mi» idioma, «mis» pensamientos llevan a peleas, enfrentamientos, malos rollos y tensiones. A nuestros políticos les da todo igual, sean del color que sean, puesto que lo miran todo, ellos sí, riéndose (pero de nosotros) desde sus sillones, prebendas y comodidades y realmente les importa poco los puñetazos, insultos o portazos que demos por aquí abajo. Tengo claro que somos unos peleles a merced de poderes que ni siquiera intuimos, y que todas estas cosas son el opio del pueblo para que «ellos» sigan moviendo los hilos como les convenga. Pero aún así, veo lo absurdo de todo esto.

Pese a haber llevado la bandera con orgullo, nunca me he sentido más que «ciudadana del mundo», y de hecho es lo que siempre respondo cuando me preguntan. Me siento bien allí donde me encuentro a gusto, donde las personas nos queremos y nos llevamos bien, donde la armonía se siente y los colores no importan. Me gusta hablar el leguaje universal de los signos y tratar de hacernos entender unos y otros, más fácil de lo que muchos creen. No entiendo las fronteras ni las separaciones. El Mar es mi mayor fuente de inspiración y ahí no hay posibilidad de dibujar fronteras, todo fluye.

Me repele la violencia, me parte el alma ver familias, amigos, gente rebosando ira entre ellos. Huyo de las confrontaciones por política, religión, sexo… y no digamos nacionalismos. Creo que la vida es mucho más sencilla, muy corta y muy intensa como para desperdiciarla en estas tonterías. Desde el principio de los tiempos, el ser humano se ha empeñado en poseer, en tener poder, en vencer, en ser superior y esto nos ha llevado donde estamos. Nuestros mayores dones se han convertido en nuestras peores armas y lo que nos podía haber hecho felices, nos ha transformado en unos seres incapaces de vivir lo que tienen, querer a los suyos, disfrutar del momento y dormir tranquilos.

Veo a Koke y a Chuqui ahora mismo y envidio esa «falta de comprensión». No podrán escribir como estoy haciendo yo ahora mismo, pero no dudo que sus vidas son mucho más llenas, felices y tranquilas que las nuestras.

No quiero banderas, ni fronteras, ni diferencias.

Dejadme en paz, no pienso dejarme llevar por vuestros odios y afanes de poder, de ego, de orgullo…, mi vida es mía, y mis trocitos de felicidad no me los vais a arrebatar.

Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)

Este es el texto que posiblemente no debería escribir alguien que vive viajando, tiene una empresa de viajes, cuyo trabajo es hacer viajar a la gente y disfruta viajando y viajando… sin embargo, es el texto que llevo mucho tiempo en la cabeza y que, precisamente en un avión, de viaje, me dispongo a esc…upir (¿escribir?)

Viajar es maravilloso. Amplía la mente, abre el espíritu, ensancha el alma…. Potencia el conocimiento de uno mismo, enseña a descubrir a los demás, re-estructura las relaciones interpersonales y con el planeta. Viajar abre los ojos a otras realidades, es sanador, es alentador, es motivador. Viajar últimamente está de moda, gusta, queda bien, se fomenta, se presume, se planea, se habla….

¡Ah, viajar! ¿quién no ha oído lo bueno que es?

Personalmente no me canso de hacerlo, y cualquiera que me conozca mínimamente sabe que mi vida parece un “proyecto de viaje” y con tremenda facilidad acabo subida a un avión, a bordo de los más diversos tipos de embarcaciones, poniendo kilómetros o millas bajo mis pies y pensando en el siguiente….

Podría explayarme hasta el infinito poniendo palabras a lo que lleva siendo una vida de aquí allá, pero no voy a hacerlo, primero, porque de las bondades de viajar ya hay mucho escrito, y segundo, porque no es este el objetivo de esta reflexión.

Y es que, siendo todo lo anterior una gran verdad, también hay sombras detrás del “viajar”.

O mejor dicho, viajar puede sacar las sombras de las personas, o si perfilamos aún más…. Viajar no es para todos.

O al menos, no todos las personas pueden hacer todos los viajes, o considerarse viajeras. Y lo que es peor, no hay derecho a que estas personas puedan llegar a amargar la maravillosa experiencia que es viajar a los que tienen alrededor.

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Polémica. Cuando un torero muere.

La polémica está servida, señores y señoras…
Cuando muere alguien haciendo algo peligroso a lo que ha dedicado su vida (alpinistas,  buceadores, navegantes, pilotos de acrobacias, paracaidistas y un largo etc de actividades de riesgo) nadie culpa al mar, ni a la montaña ni a los artefactos. Todos decimos y sabemos que estaba en las papeletas, siendo las palabras más escuchadas «Eso hubiera querido, murió haciendo lo que le gustaba».
Este tipo de personas hacen (hacemos) estas cosas por pasión por un medio natural, por satisfacciones y hasta retos personales.  Pocas veces hay dinero de por medio (soy hija de montañero famoso en su día, hoy totalmente olvidado…  Y puedo asegurar que por dinero 0, es más,  cuesta mucho tener dichas aficiones). Y desde luego,  con un respeto absoluto por la naturaleza y nada de sufrimiento de cualquier otro ser vivo (salvo el de las familias y amigos que saben que algún día esto puede ocurrir).
Sin embargo, cuando muere un torero…  ¡Ay,  cuando muere un torero!

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La muerte, ese incómodo visitante..

Veo la serie «Cuéntame» desde el principio; justo el jueves pasado, Herminia, la madre de Merche, le dijo a Antonio por estar destrozado tras la muerte de su hermano algo así como «pasados los 50 empieza a acostumbrarte a ver marcharse gente con la que has compartido vida, y dedícate a disfrutar de los vivos que tienes alrededor».

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CUARENTA Y TODOS

O mis últimos 365 días antes de los 50 😉

Cumplir años es bonito, a mi me encanta, y no va a ser menos este cumpleaños, el último de la cuarentena.

Además, el haber nacido la noche de Reyes hace que sea un día especial y lleno de emociones, y se me concede el honor de celebrarlo con un roscón y llevar la corona con orgullo.

¡¡Bienvenidos estos 49 que llevo ya a las espaldas!!

Gracias a todas las personas que forman parte de mi historia, a las situaciones que me han ido haciendo «esto» que soy yo,  y a mi capacidad eterna de disfrutar, aprovechar y respirar hasta lo más hondo de cada minuto que pasa por delante.

No le pido más a la vida que seguir como hasta ahora, soy más que feliz con lo que tengo, lo que soy, como lo vivo y con quien lo comparto, y realmente no necesito más.

¡A por los 49!

 

Divagando, que es gerundio

(Este es el típico post en que vas a escribir de una cosa y terminas por los cerros de úbeda…)

Hace unos meses hablé de un ordenador de buceo que me había llamado la atención (aquí el post), y la misma gente sigue en la linea de innovación y ha lanzado nada menos que toda una RED SOCIAL para amantes del Azul que tiene muy buena pinta, en la que he participado como Beta Tester antes de su lanzamiento, por lo que puedo asegurar que es bastante interesante… Me encanta la gente que innova, y por eso también en esta ocasión he publicado un artículo en el blog de la agencia, – Os dejo el link por si alguien quiere leerlo-, pero aquí voy a ir un más lejos de lo puramente tecnológico, y me voy a adentrar en el terreno «filosófico» divagando sobre la reflexión a la que me llevan este tipo de actitudes: la capacidad de innovación, las ganas de hacer cosas nuevas, el estar atento a los mercados, a los usuarios o al entorno en general y el ser capaz de romper con lo que «siempre se ha hecho así»…

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