Estrenando al Kivuca – Capítulo 1 – «La noche de bodas»
Viernes 9 de marzo de 2012, al fin llegó el gran día en que me convertiría en armadora, o como vulgarmente se entiende, propietaria de un barco. El día en que independientemente del nombre, yo cumplía una especie de mantra que siempre había rondado en mi cabeza y dicho en voz alta “algún día tendré un barco”.
La idea inicial, por temas de logística varios, era el de ir a Tarragona yo sola, y pasar esa primera noche en el barco, para por la mañana ya recibir a Jordi, hacer la travesía y encontrarnos en Alcanar con todo el resto de la tropa.
Pero las cosas van cambiando y evolucionando, y lo que iba a ser una “noche romántica de dos” (el barco y yo), se convirtió en algo mucho menos íntimo, un trío + el barco, pero sin duda mucho mejor, más divertido y compartido, como tienen que ser estas cosas. Lo organizamos de otra forma, sin traer al gato, que era uno de los problemas que veíamos (¿¿cómo iba a llevar Jimmy el estar en un barco???) y Saby y Teresa se quedaron conmigo. ¡¡guay!!