Hay momentos en la vida en los que, por voluntad propia o por lo que nos sucede, todo alrededor se detiene abruptamente.
Como algunos se han dado cuenta (gracias a los que os habéis preocupado), he pasado más de dos meses totalmente fuera de las redes sociales; pese a haber sido siempre muy activa especialmente en Facebook, dejé de hacerlo.. ni Fb, ni IG, ni Tw… nada. Y no por falta de cobertura, como me ocurre cuando viajo a veces, si no, más bien por una falta de conexión…
Ha sido bueno. Y necesario. Incluso, aunque el causante no lo haya sido tanto… (¿O si? nunca se sabe… Siempre todo puede ser bueno, o al menos útil y para crecer). Me he dado cuenta, o mejor dicho, me han hecho darme cuenta, quizá demasiado bruscamente, que poner demasiado interés en «las redes», nos puede quitar tiempo, espacio y atención de esas otras «redes»: las personales, en las que realmente debemos ocuparnos y preocuparnos. Y es por eso que he hecho un parón en mi actividad social a veces exagerada, para pensar en otras cosas. Un tiempo y un espacio fuera del entorno digital donde reflexionar, y sobre todo para darme cuenta que puedo vivir perfectamente sin ellas, aunque por otro lado tampoco les voy a quitar las cosas buenas que tienen para ofrecernos, y que en su caso, también puedo contar como muy valiosas.
Tras un tiempo de desintoxicación, he vuelto; considero que es el momento, sin ser ninguno especial, de poder abrir el Fb sin sentirme obligada, mal, culpable, aburrida o desganada … Pero igualmente digo que no voy a hacerlo con la intensidad de antes, (y espero mantenerlo), porque entre otras cosas me he dado cuenta que la vida «digital», es un «roba vida personal», y al fin y al cabo somos las personas de carne y hueso, las que tocamos cuando estiramos la mano, a las que vemos los ojos y escuchamos al hablar, a las que nos debemos de verdad.
Y cuando miramos demasiado una pantallita, nos alejamos de todo eso, que es lo VERDADERAMENTE IMPORTANTE que cada cual tenemos a nuestro alrededor.
No digo que no sean importantes los que están al otro lado de mi muro, timeline o como se le quiera llamar; de hecho, a una gran mayoría no los hubiera conocido o no nos hubiéramos reencontrado después de tantísimos años si no llega a ser por estos nuevos medios que nos ofrece nuestro mundo. Pero una vez ya en el punto de encuentro, creo que es muchísimo mejor dar el salto a lo más personal y humano, volver a retomar esas costumbres tan olvidadas de una llamada de teléfono, un café, una caña, o un directo y personal «Hola, ¿que tal?»… Seguro que estaréis de acuerdo conmigo en que no debemos permitir que lo artificial nos quite lo más bonito de lo humano, ni que nos distancie de lo que más queremos. De hecho, los comentarios, tanto en el mismo muro de Fb a este escrito, como los privados, han ido todos (y me sorprendí porque han sido muchos) en esta línea. Es el tipo de cosas que todos pensamos y sabemos, pero que, por lo que sea, nos cuesta poner en práctica, o caemos como tontos…
He hecho un «detox» total de Fb y redes sociales, inicialmente no por decisión propia, lo confieso, sino por bofetadas de la vida y lo que se llama el devenir de los acontecimientos, pero luego ya ha sido totalmente voluntario, y ¿sabéis que os digo? que estoy encantada y lo agradezco enormemente. Os lo recomiendo. La vida es lo que habita en nuestro círculo más cercano, no la dejemos pasar, es demasiado bonita para desperdiciarla mirando al móvil, que es cuando entonces dejamos de ver lo que de verdad da sentido a nuestro día a día…