Malpelo, un Santuario Marino en peligro

Este mes de abril tuve la gran oportunidad de viajar a uno de los mitos del buceo: una remota isla en medio del Pacífico Colombiano: Malpelo.

Fue toda una experiencia, y al volver le propuse a Ingrid Riera, directora de la revista Buceadores hacer un reportaje sobre el lugar. Le pareció muy bien, así que me puse manos a la obra. Quería escribir de ese lugar, pero no sólo por el buceo en sí. Indudablemente poder disfrutar bajo el agua de enormes bancos de tiburones martillo entre otras especies de escualos, es algo que todo buceador sueña en su vida, pero es que lo vivido allí me hizo reflexionar y preocuparme mucho sobre el estado (mal estado) en que está la Protección de los Océanos en este mundo nuestro, donde el p*** dinero y los intereses comerciales no ven más allá de sus bolsillos.

Malpelo, paraíso de buceo

Revista Buceadore, artículo de Malpelo

La revista, del mes de octubre 2016, podéis encontrarla en cualquier quiosco o pedirla directamente a la editorial (Revista Buceadores) y os lo recomiendo, porque el papel, las imágenes, la maquetación, tienen otro encanto, además de acceder a otros artículos muy interesantes. @revistabuceadores #Malpelo

Pero aquí os dejo el escrito original, más largo que el de la revista, donde nunca hay todo el espacio que se desea, para quien pueda interesarle. Y también un video que hice durante las 24 h de travesía de vuelta

Y por supuesto, aunque suene a momento publicitario (que en cierto modo es), si queréis bucear en este destino, no dudéis contactar con la agencia de viajes especialista en viajes de buceo y de total confianza: Buceoyviajes.com

Gracias a mis compañeros de aventura  Jorge Forcada, Pili Alvarez Redondo, Oskar Lopez por la parte española y por la colombiana, Julio César Vélez y toda la tripulación del Sea Wolf, Raul Aparicio, Ximena, Javier…. 

 

Infinito Pacífico

Azul. Azul y más azul. Azul cielo sobre la cabeza, azul plateado a babor, más oscuro a estribor. Profundo azul debajo.

La única diferencia cromática la pone el puente naranja del barco sobre el que sorteamos las olas y el blanco espumoso de los borregos que se ven al fondo.

Son ya muchas horas en las que este único color es nuestro paisaje. El sonido del motor y el del mar golpeando sobre las amuras, se mezclan con el silencio y las conversaciones ligeras que entablamos los únicos humanos que estamos a cientos de millas a la redonda. Vamos de un lado a otro de la cubierta, agarrándonos a los pasamanos, rodando en ocasiones, luchando por mantener el equilibrio. Mar abierto. Pacífico inmenso. Nada más por delante ni por detrás… Y aún queda mucho tiempo para que la línea del horizonte cambie con la silueta que nos ha llevado a miles de kilómetros de nuestra casa.

Impresiona saberse en medio de la inmensidad, pero nos puede la emoción de ir a uno de esos lugares tan poco conocidos por los compañeros humanos… tan solo algunos buzos locos, máximo 20 a la semana, y los 4 cuidadores de la reserva, llegan a este lugar al que se dirige nuestra proa.

 

¡Tierra a la vista!

Al grito de “Malpelo a la vista”, y tras más de 20 horas de navegación, acudimos todos a la proa. Muy poco a poco, ese primer punto inapreciable va haciéndose más visible, y todavía tardaremos algunas horas en poder vislumbrar su forma real.

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Siendo ya clara su silueta, el momento idílico y emocionante se transforma en sorpresa, ira y decepción.

– Julio, ¿No son barcos, eso que se ve al fondo?

– Si… Dos.

– Pero… ¿no se supone que aquí sólo puede haber un barco máximo por semana? ¿Vamos a coincidir con otros buceadores?

– No – su rostro se ensombrece mientras responde – No son barcos de buceo, Hellen… Son ilegales.

– ¿¿¿¿¿Ilegales????? Pero…. ¿¿no es Parque Natural protegido?? ¿¿¿Qué *** hacen aquí??

– Pesca furtiva. – Mirada perdida y triste al horizonte – Aletas de tiburón.

 

En ese momento toda la ilusión por llegar a un lugar soñado, se convierte en rabia. Un escalofrío me paraliza, no me puedo creer lo que me están diciendo. Veo a Julio hablar por radio en la cabina del capitán, llamando a la base de Malpelo y haciendo una llamada a esos desgraciados que están esquilmando nuestro planeta con una impunidad absoluta.

Nos vamos acercando y ya vemos como en vez de acercarnos a ellos, se van alejando. Nos han visto y se marchan a toda velocidad, poniendo a tope sus potentes motores, dejando una estela imposible de alcanzar. A saber qué sangría llevarán en sus bodegas, qué desastre habrán cometido ahí abajo, cuantas vidas habrán segado y cuánto dinero ganarán a costa de destrozar los mares de todos.

La tristeza nubla cualquier otro sentimiento. La impotencia, la sensación de inseguridad, de que nada está penado, de que el humano destruye sin piedad por pura codicia casi me llenan los ojos de lágrimas.

Malpelo es Parque Natural Marino de Colombia. Pero apenas hay recursos para controlarlo. En la isla hay un contingente formado por 3 o 4 militares y 1 o 2 biólogos que se reemplaza cada 2 meses. Apenas tienen medios. ¡Ni siquiera cuentan con una barca!. Están totalmente aislados, comunicados por satélite, y es evidente que por muchos avisos que den cuando ven los furtivos, que los ven, como los vimos nosotros… poco pueden hacer. Me puedo imaginar las carcajadas maliciosas de los ilegales mientras escuchan en sus radios “Aquí Estación de Malpelo, aviso a la embarcación XXX… abandone inmediatamente el perímetro protegido”, mientras siguen subiendo animales masacrados en sus redes, cortando las aletas, metiendo en cámaras lo que les sirve… Cualquier ayuda que se pida va a tardar muchas horas en aparecer, y siempre ha de ser por mar. Ningún helicóptero puede acercarse a la zona puesto que no hay autonomía para llegar hasta aquí. Es una batalla complicada de luchar con tan pocos recursos….

 

Pero la vida sigue…

Tratamos de olvidar este episodio que nos ha dejado a todos un tanto helados mientras el barco se aproxima a nuestro destino.

Una roca. Sin más. Un pedazo de roca enorme, agreste, sin árboles, ni vegetación, ni caminos, ni forma de recorrerlo, se impone frente a nosotros. “La cara del fantasma”, esas hoquedades en forma de ojos y las grietas que dan silueta de nariz y gesto de sonrisa de medio lado, nos observa mientras comienzan los preparativos para el fondeo en la única boya que existe a tal efecto.

Fotos y admiración ante lo que tenemos delante.

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Isla de Malpelo

El único sonido es el de nuestro propio motor, los miles de aves gritando y las olas chocando sobre las paredes. Un cacho rocoso que emerge de las profundidades, que hasta da reparo llamar “isla”, aunque ciertamente lo es.

El único acceso a “tierra” se ha roto hace algunos temporales… un brazo enorme de grúa que sale en paralelo a la línea del mar, a una altura más que considerable, desde donde se cuelga una escalera de cuerda, de bastantes metros de altura, sobre la que hay que hacer acrobacias y estar bastante ágil y fuerte para mantenerse, luchando con el movimiento de la escalera, las olas pegando por debajo, el vértigo, la inseguridad…. Veremos la maniobra cuando uno de los Biólogos Marinos a cargo del Parque vienen a bordo a tener contacto humano y beber alguna bebida fresquita mientras nos habla de la vida en esa roca inhóspita… Ciertamente, no dan muchas ganas de pisar esa tierra, que por lo demás, aparte de pura roca, paredes escarpadísimas y cientos de aves de varias especies, amén de algún tipo de lagarto e insectos, no tiene mucho más que ofrecer. Por ese motivo durante una semana solo el agua y el barco serán nuestro día a día.

 

1, 2, 3… ¡ al agua!

Llega el momento más deseado por todos… el de sumergirnos y descubrir con nuestros propios ojos qué es lo que nos deparan sus fondos.

La excitación y los nervios son el cóctel inicial.

Sabemos donde estamos, los briefings nos hablan de las fuertes corrientes que nos pueden llevar no se sabe dónde, saltar y regresar a la zodiac puede ser casi “buceo de comando” si el mar se pone revoltoso…. Por suerte, hemos tenido una semana con unas condiciones realmente buenas con poca ola, lo que ha hecho que el momento zodiac no fuera duro, y nos ha permitido incluso disfrutar de estos ratos de navegación, sin pantocazos, rociones, cabezadas y la lucha que supone esto mismo con mar picado, que por otro lado, hay que ser conscientes que existen muchas probabilidades de encontrarlo en estas latitudes y con tan poco resguardo.

El agua está agradable, entre 27 y 29 grados… eso sí, con termoclinas que bajan hasta los 22 o incluso menos, pero que son totalmente soportables, gracias a lo que se deja ver entre ellas.

No es un mito. Malpelo es un santuario de tiburones, y aunque la insensatez y codicia humana no hacen más que diezmar su población, aún resulta sorprendente para cualquier buceador.

Dicen los locales, los que llevan décadas buceando en el lugar, que es increíble lo que se ha reducido el número de escualos, pero para los que no hemos tenido esa suerte es, sin lugar a dudas ALUCINANTE. La imagen soñada de cualquier buceador de bancos de martillos silueteados en el azul, es un sueño cumplido en este paraíso.

Pero no sólo se te para la respiración disfrutando de esas increíblemente bellas figuras recortadas al contraluz, si no que verás pasar sin cesar delante de tus ojos, por delante, por detrás, por arriba, por abajo, tiburones de todo tamaño, desde los más enormes hasta los pequeños junto a sus madres.

Tiburón Martillo en Malpelo

La inconfundible silueta del Tiburón Martillo. Increíble animal.

Dejas de respirar porque solo puedes maravillarte con su presencia TAN CERCA…. Si estiro el brazo podría tocarlos!!!!

Sus ojos, tan expresivos, te miran, te siguen mientras no varían su camino; ver las cicatrices y manchas de su piel, esa mágica forma de su cabeza, el vaivén con que la mueven….

Si consigues mantenerte quieto, agazapado en el fondo, sin moverte mucho y respirando poco, se quedarán delante mientras los benditos peces amarillos limpiadores hacen su tarea. ¡¡¡Ah esos amarillitos, deberíamos hacerles un monumento!! Gracias a ellos podemos tener la increíble experiencia de ver, contemplar y disfrutar durante inmersiones enteras de estos bellísimos animales, tan incomprendidos, tan hermosos, tan magestuosos… únicos!!!!

 

Pero, aunque son los martillos en grandes grupos los “top one” de Malpelo, no son los únicos tiburones. Aunque no en grandes bancos, sí que se ven continuamente puntas negras y blancas, los enormes galapagueños, los silver… y con mucha suerte (que nosotros no tuvimos) el famoso “Mounstro” de Malpelo. Un enorme tiburón que en su día se creía que era un blanco, pero que luego se comprobó que era una especie que únicamente parece vivir en esta agua, o todavía no se ha encontrado en otro lugar. Suele estar por los fondos arenosos, a gran profundidad, no menos de 60 metros pero parece que a primera hora de la mañana y a última de la tarde, sube hasta los 30 metros, que es cuando puede darse la oportunidad de verlo. Si vas y te lo encuentras, cuéntanoslo, porque debe ser una experiencia realmente alucinante….

 

La magia del Azul

Precisamente íbamos ya ascendiendo de la inmersión profunda tras haber estado un ratito buscando sin suerte al “Mounstro”, cuando vi un águila raya moteada venir de lejos. Son muy frecuentes aquí y mi animal favorito del Azul…

Puede resultar un tanto loco, pero me encanta nadar a su lado cuando se dejan, y ver su carita redondeada que parece que sonríe… Siempre me han recordado a mi querido gato Jimmy y quizá por eso les tengo una especial simpatía y en cuanto veo una (o dos, o varias, que ya me vuelvo loca!), ya está Hellen aleteando con la raya…

Me dirigí hacia donde venía y me puse a nadar en su misma dirección para disfrutar de su elegante movimiento volador tratando de ir paralela a ella y mantenerme a su lado cuanto me permitiera… Mi sonrisa de felicidad me acompañaba, hasta que de repente noté una sombra que nos cruzaba… levanto la mirada y, ahí venía, directo a mi un enorme TIBURÓN BALLENA…. Ahí si que me olvidé de la raya para seguir al gigante del azul mientras gritaba a mis compañeros, que no se por donde estaban, para que lo vieran…

El águila me había alejado de ellos pero me había llevado hasta el ballena ¿puede haber más razones para adorar a estos animales? Y ahí estuve, disfrutando del momento, hasta que la magestuosa cola del gigante desapareció en el azul.

Esto es Malpelo. Un lugar donde puedes encontrar de todo cuanto menos te lo esperas…

Pero sería injusto quedarse en los tiburones o las águilas que acompañaron prácticamente todas nuestras inmersiones. La vida que hay bajo esas aguas es realmente impresionante. Los bancos de todo tipo de peces son brutales, grandes, pequeños, medianos, de todos los colores, tamaños, formas y especies que se quieran ver.

Vida marina en Malpelo

Vida marina en Malpelo

La vida que se mueve bajo las escarpadas rocas es infinita. Los colores y los contrastes son algo espectacular. Si estás esperando en un corner a ver si pasan tiburones, no dejarás de ver vida y más vida. Si miras al fondo, podrás encontrar todo tipo de especies. Si iluminas los escondrijos de las rocas, las sorpresas no acaban, ya sea en forma de langostas de varias especies, de pulpos, de diversos tipos de peces, algas, espirógrafos…. Y, aunque en general ya no nos llaman tanto la atención, la cantidad de morenas que habitan estos fondos es realmente alucinante, cobrando especial relevancia en “La Ferretería”, donde llegué a contar 18 en un mismo agujero, de un tamaño importante…. Impresionaba ver semejante masa de animales, todos abriendo la boca como caracterizan, apelotonados en su escondrijo…

Además de la vida marina, también la parte inerte es increíble. Bajo la superficie, la roca tiene numerosas cuevas, pasajes y hoquedades. Los contrastes de luz son una maravilla a cualquier hora del día, y los sifones y corrientes que se forman en algunos de estos pasos, proporcionan momentos realmente emocionantes y divertidos durante las inmersiones, aunque pueden ser peligrosos, no hay que olvidarlo.

Las corrientes pueden ser muy fuertes, y hay que estar atento por si te pilla una lavadora o descendente, para poder salir de ella. Bajo el agua, simplemente te dejas llevar y vuelas, sin embargo, las más delicadas son las de superficie, puesto que sin darte cuenta pueden arrastrarte a velocidad vertiginosa lejos de la isla y la vista de los barqueros. La profesionalidad de la tripulación y guías hace que no ocurra nada, ya que están totalmente pendientes. Nuestra última inmersión vivimos la experiencia de esa fuerza que nos dio la vuelta al otro lado de la isla y no había forma de luchar contra ella, arrastrándonos a los 5 como patitos de goma, pero la habilidad del equipo de a bordo hizo que esto no fuera más que un momento divertido y en poco tiempo los “naúfragos” estábamos a salvo en la zodiac.

Nada mejor que un video para entender lo que allí se puede encontrar, aunque por muchas ganas que ponga al editarlo, nada como estar allí.

 

De cuando el paraíso se llena de diablos.

Sin embargo, han sido inmersiones no siempre tan felices.

Igual que los tiburones nos han acompañado en cada momento, también lo ha hecho la presencia maliciosa del hombre.

Enormes anzuelos y ganchos enredados en las rocas que ponen los pelos de punta al pensar el tremendo daño que tienen que hacer.

Inacabables líneas de nylon enredadas por los fondos, que he llegado a tardar 5 minutos en recoger y apenas poder llevar en las manos.

Restos de esa actividad ilegal, furtiva que campa por esta agua cuando los buceadores no están.

Hemos subido al barco todas estas pruebas, hemos hecho fotos y se las hemos dado al encargado del Parque para que justifique con ello la necesidad de más control, pero la tristeza no te abandona, al darte cuenta que va a ser tremendamente difícil acabar con esta masacre, y que es tremendamente fácil saltarse la ley.

Malpelo necesita más atención, tenemos que concienciar y ayudar a los responsables a darse cuenta de la tremenda importancia que tiene la salvaguarda de esas aguas para el mantenimiento no sólo de sus fondos, sino de todo el equilibrio de los océanos, que directamente influye e impacta en el propio equilibrio del planeta entero.

El día que nos íbamos, volvimos a ver un barco acercarse. Está claro que saben cuando hay operativa de buceo, y se aprovechan que es un destino poco frecuentado y son pocas las semanas al año en que hay buceadores, para trampear a sus anchas. La zodiac de nuestro barco se lanzó a perseguirles y tratar de ver la matrícula para denunciar, pero de nuevo, sus enormes motores se dieron a la fuga. Te queda ese sabor agridulce, porque sabes que en unas horas, cuando ya no haya nadie más que los guardas que poco pueden hacer, volverán para seguir esquilmando ese tesoro.

 

No esperes mucho… 

Hay que ir. Sin duda alguna. Tiene que ser una de las asignaturas pendientes de cualquier buceador que busque algo nuevo. Y hay que ir antes de que eso termine siendo un secarral submarino, porque todos sabemos que los tiburones son el equilibrio de los océanos, y según vayan desapareciendo, irá desapareciendo toda la vida alrededor.

Es una triste realidad.

No dudes en ir a disfrutar de estos increíbles animales que ya se ven en pocos lugares.

Pero tampoco dudes en luchar contra la injusticia, y ser un buceador responsable donde quiera que vayas. La unión hace la fuerza, y debe ser una tarea común el proteger y defender este medio que tantas satisfacciones nos da.

Los tiburones martillo de Malpelo viven en grandes bancos, y si no te mueves mucho, se acercan a tí sin problema.

Los tiburones martillo de Malpelo viven en grandes bancos, y si no te mueves mucho, se acercan a tí sin problema.

 

Algunos Enlaces de interés:

Fundación Malpelo.

Parques Nacionales Colombia.

Colombia y su santuario Marino

Safaris de buceo a Malpelo

 

La tragedia:  Buceadores desaparecidos en Malpelo en agosto 2016.

Desgraciadamente, no es un mito lo del lugar peligroso donde las corrientes pueden llevarte muy lejos. Precisamente mientras escribía este artículo, supe de un accidente con 5 buceadores perdidos en la última inmersión de su viaje, y me tocó especialmente por lo reciente de haber estado ahí. En nuestro caso, vi la enorme seguridad con la que trabajaba nuestro barco y toda su tripulación (el Sea Wolff), y hasta pudimos comprobarlo cuando en una inmersión salimos muy fuera y lejos del punto esperado, al otro lado de la isla, pero la zodiac nos fue siguiendo y nos encontraron rápidisimamanente. Pero no dejé de recordar lo tremendamente deprisa que sentíamos como nos arrastraba, imposible hacer nada contra ello, peleles en el enorme océano.  Tuve claro que una negligencia o un descuido podrían tener consecuencias peligrosas..  y fue todo esto lo que sucedió pocos meses después en esta tragedia.
De los 5 perdidos, el primero, dada su forma física y experiencia se dio cuenta del peligro y decidió nadar y luchar contracorriente, sólo, ya que los demás no quisieron (o no pudieron) seguirle.  Pudo llegar a la isla, aunque muy accidentadamente, donde fue encontrado al día siguiente por otro barco de buceo. 2 más fueron encontrados 48 h más tarde a unos 90 km de la isla (39 millas). La única mujer, apareció muerta tras una búsqueda imparable a la semana. El último, Carlos, el instructor, nunca apareció.
Es una historia dura, que he tenido la oportunidad de conocer más de cerca pues he podido hablar personalmente con el primer rescatado, Peter Morse y que lo relata muy bien en su facebook (experiencia completa aquí) y nos da idea de lo decisivas que pueden ser las situaciones y cómo hay que tomar con respeto estas cosas.

Aquí dejo algunos enlaces con información, testimonios y mucho más.

Incesante búsqueda de buzo desaparecido en Malpelo

Rescate de 2 buceadores desaparecidos

Odisea de buceadores en el Pacífico

Un muerto, un desaparecido y tres supervivientes

Encuentran el cuerpo de una de las desaparecidas en Malpelo

Refuerzo de medidas de seguridad en Malpelo

 

GALERÍA DE IMÁGENES DE MALPELO

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