Estrenando al Kivuca. Capítulo 4. Porque no hay dos sin tres
Amanecía otro día en Alcanar.
La idea de quedarnos para hacer los papeles del barco se tuvo que cancelar porque falta una cosa por llegar. Tampoco pudimos encontrarnos con otro amigo de aquí que tiene barco, asi que las tres marías nos fuimos al barco a «marujearlo» un poco. Que si organizar esto, que si sacar todo de los enoooormes tambuchos y ordenarlos, que si tomar medidas, que si poner más defensas, que si tirar lo que no vale, que si probar todo lo que quedaba por toquitear, que si qué ponemos aquí, que si sacar las fundas para que la madre de Teresa nos haga unas sábanas a medida, que si…. ¡ostras, si ya son las 14’30!!
¿¿Oye, y por qué no comemos aquí???
Pues claro…. Ale, ¡A sacar la mesa!
Si, si, que también tenemos una mesita estupenda para la bañera… super mona, oiga! Saby se fue a casa a buscar los restos del fin de semana mientras terminábamos de hacer hueco, y allí que estrenamos ese comedor privilegiado que nos habíamos montado.
Por favor, qué maravilla, ¡¡¡ahora ya sé por qué la gente está tan enamorada de sus barcos!!!
Con ese solecito tan rico, solas en el puerto (un lunes a las 2 de la tarde, ya os podéis imaginar), disfrutando de otra vertiente de Kivuca, tan acogedor y práctico… ¡ya se donde vamos a pasar horas y horas este año !
Recogemos todo, nos miramos y… ¡venga, valientes, ¿vamos a por ello?!
No sopla ni una gota de viento, el mar está como un plato, tenemos todo reciente y fresco de ayer… ¿no vamos a ser capaces de sacar este barquito, dar una vuelta y volver?
Tomamos aire, avisamos a Ana (la del puerto) por si tiene que llamar a Salvamento Marítimo … y soltamos amarras!!!
Nos cuesta un poco arrancar el motor, estoy convencida que no le hemos pillado el truco, un poquito de nerviosismo adicional, pero enseguida rula; Saby agarra el timón y salimos como profesionales… tomamos el mismo rumbo de ayer, por eso de ser terreno conquistado, y efectivamente, no hay nada de viento, lo que, en nuestro caso y en esta circunstancia, nos tranquiliza mucho, que no estamos para sobresaltos. Ya les he explicado perfectamente como hay que usar la radio, y casi casi que llegaríamos a nado a casa, así que, hay que relajarse y disfrutar.
Venga, pero si hasta nos atrevemos a sacar la Génova, como unas campeonas, claro que si. ¡A por ella! Pero va, y a medio camino que la tía se atasca, no hay manera de abrirla más… Ajjjj, que diantres pasa, pero si normalmente no hay que hacer tanta fuerza….
Hasta que Teresa se da cuenta, se ha quedado la escota hecha un lío, y claro… de ahí no pasa… cosas de novatos… la liberamos bien, y ahora si… suave, suave se abre entera…
Saby va buscando el viento como puede, ¡pero donde está, que no se hincha! Dice… ¿qué se va a hinchar, criatura, si marca 1,2 nudos, jajajaja…. No llegamos a 4 en ningún momento, así que os podéis imaginar.
Pero no pasa nada, de eso se trata, de asentarnos en el barco, de hacernos un poco a él, si se empieza a la brava los sustos acojonan y el miedo atenaza, no, no, esto es perfecto.
Cambiamos de dirección un par de veces para mover la Génova, todo va bien, qué gustazo… Estamos radiantes!
Volvemos a puerto, Teresa baja a llamar… repite varias veces, pero nada, no contestan… “Ni puto caso” grita… y en esto es cuando responde Ana… jejejeje….
Ale, ven que entramos, ayúdanos a no perforar el pantalán, que a ver la que liamos…
Pero llegamos y ahí no hay nadie.. ni cerca ni lejos. Porno estar, ni las gaviotas ¿también se olerán que la vamos a liar parda??
– … ¿Y qué hacemos? ¿No vamos a quedarnos ahí como pasmarotes?
– Venga Saby… ¿vamos?
– ¡Claro, no vamos a plantarnos aquí! Eso sí, entramos de morro, si quieren que luego le de la vuelta el marinero como hizo ayer…
Toma, no, encima querrán que lo metamos de popa, como si supiéramos jajajaja
Baja el motor, más suave, un poquito atrás (eso lo he visto mil veces, algo se tenía que quedar), Teresa y yo a los lados con los bicheros… apenas hay que usarlos, la tía ha entrado clavada, ha parado en el momento perfecto, ha sido un amarre de haber filmado… ¡¡Y nosotras solitas, que sí, que si, vivaaaa!!!
Vale, valeeee…. Que es muy fácil ese amarre, que no había ni gota de viento, que la suerte del principiante…
Pero no nos quitéis la ilusión, hombres de dios, que ya llegarán los momentos de bregar!!
Saltamos al pantalán, a recoger y un buen endulzado al Kivuca para que estuviera fresquito y limpito, que se lo había ganado.
Plegamos todo y nos vamos… pero, ¡¡¡Qué penitaaaaa irnos ahora!!!
Es lo que tiene la vida, que lo bueno nunca dura eternamente y siempre hay que jugar al compensar… y que hay que dejarse la piel ahora más todavía para poder mantener esta locura, así que de vuelta a la ciudad, con la sonrisa hasta las orejas, comentando ilusionadas este finde tan intenso, y con ganas, muchas ganas de volver para ir haciéndonos mutuamente los unos a los otros, conociéndonos y descubriéndonos cada día un poquito más y mejor.
AMÉN