Polémica. Cuando un torero muere.
La polémica está servida, señores y señoras…
Cuando muere alguien haciendo algo peligroso a lo que ha dedicado su vida (alpinistas, buceadores, navegantes, pilotos de acrobacias, paracaidistas y un largo etc de actividades de riesgo) nadie culpa al mar, ni a la montaña ni a los artefactos. Todos decimos y sabemos que estaba en las papeletas, siendo las palabras más escuchadas «Eso hubiera querido, murió haciendo lo que le gustaba».
Este tipo de personas hacen (hacemos) estas cosas por pasión por un medio natural, por satisfacciones y hasta retos personales. Pocas veces hay dinero de por medio (soy hija de montañero famoso en su día, hoy totalmente olvidado… Y puedo asegurar que por dinero 0, es más, cuesta mucho tener dichas aficiones). Y desde luego, con un respeto absoluto por la naturaleza y nada de sufrimiento de cualquier otro ser vivo (salvo el de las familias y amigos que saben que algún día esto puede ocurrir).
Sin embargo, cuando muere un torero… ¡Ay, cuando muere un torero!