Estrenando al Kivuca. Capítulo 3. Comienza una nueva vida
Entre el cansancio y el cava, no me fue difícil caer a los brazos de morfeo, pero me duró lo justo para reponer fuerzas, que el día que amanecía, era otro pasito más en la vida de “una que tiene barco”
Estuve un rato viendo el cielo clarear y pensar todo lo que quería hacer, recordando la travesía, y dejando que la sonrisa se siguiera extendiendo al saber que, si no tuviera una casa delante, desde esa misma posición vería la popa de Kivuca descansando de la jornada.
Hoy vamos a salir todos, ya en plan tranquilo y dominguero, pero le voy a decir a Jordi, que no haga nada, que tengo que hacerlo yo todo, desde largar amarras (eso es fácil!), hasta sacar el barco, velas y lo que haga falta..
¡Qué cosa, ya estaba emocionada perdida otra vez!