Estrenando al Kivuca – Preliminares. Los nervios
Dicen que en la vida del armador hay dos momentos realmente felices: el día que compra el barco, y el día que lo vende.
Del primero doy fe totalmente y como tal voy a relatar, por capítulos, como fueron mis primeros momentos con el «Kivuca», este increíble Furia 25 que me robó el corazón desde el primer momento que lo ví. No estoy para nada de acuerdo en eso de que da felicidad venderlo, porque un barco, un velero más especialmente, son parte de uno mismo, es curioso cómo estos artefactos flotantes llegan a crear tanta complicidad y formar parte de la familia. Se les quiere, se les habla, se les entiende, se les regaña, se les mima, se les añora y se les admira. Kivuca, esto va por ti!